«La Escala de las Operaciones de Sabotaje Rusas Contra la Infraestructura Crítica de Europa
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Rusia está llevando a cabo una guerra no convencional en Europa mediante una campaña de sabotaje, vandalismo, espionaje y acción encubierta. El objetivo principal es desestabilizar a los gobiernos europeos, socavar el apoyo público a Ucrania imponiendo costos económicos y sociales, y debilitar la capacidad colectiva de la OTAN y la Unión Europea para responder a la agresión rusa. Esta «guerra híbrida» (o gibridnaya voyna en la doctrina militar rusa) ha escalado en paralelo a la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) ha creado la base de datos de código abierto más completa sobre operaciones de sabotaje rusas sospechosas y confirmadas en Europa, la cual revela que el sabotaje ruso se dirige a la infraestructura crítica y opera de manera descentralizada.
Vulnerabilidades de la Infraestructura Crítica Europea (ICE)
La infraestructura crítica de Europa es particularmente vulnerable por varias razones:
- Decenios de falta de inversión y mantenimiento aplazado. Por ejemplo, la edad promedio de los activos de la red eléctrica es de unos 40 años.
- Sistemas interconectados e interdependientes.
- Dependencia de sistemas heredados (legacy) y software obsoleto, lo que plantea riesgos de ciberseguridad y sabotaje remoto.
- Propiedad y operación privada de una parte significativa de la ICE, donde los modelos de negocio priorizan la eficiencia sobre la redundancia.
- Vulnerabilidad de los cables submarinos, que transmiten alrededor del 95% de los flujos de datos globales y sustentan transacciones financieras por un valor estimado de $10 billones de dólares al día.
Tácticas y Evolución de las Operaciones Rusas
El sabotaje ruso ha ido en aumento, con un aumento del 246% en ataques confirmados a la ICE de 2023 a 2024. Los objetivos más frecuentes son las instalaciones militares y las relacionadas con el apoyo a Ucrania, como bases y centros de transporte de ayuda militar. Ejemplos notables incluyen el sabotaje de líneas ferroviarias de alta velocidad y ataques sospechosos al suministro de agua en bases de la OTAN en Alemania.
Tras la expulsión de cientos de oficiales de inteligencia rusos (RIS) de capitales europeas en 2022 , el Kremlin adoptó un nuevo enfoque de «economía colaborativa» (gig economy) para el sabotaje:
- Reclutamiento en línea: El RIS recluta a ciudadanos de terceros países (a menudo en comunidades de inmigrantes de Europa del Este, por ejemplo a través de la aplicación Telegram) para llevar a cabo operaciones de bajo nivel.
- Baja sofisticación: La mayoría de los ataques implican una mínima sofisticación técnica, como el incendio provocado (arson) o el vandalismo, lo que permite a Rusia evitar la atribución y la responsabilidad.
- El desafío de la calidad: A pesar de la escala, un desafío clave es la baja calidad de estos agentes, que a menudo están mal entrenados, lo que hace que sus actividades sean propensas a la detección o el fracaso.
En el ámbito marítimo, el uso de la «flota en la sombra» rusa (buques que a menudo navegan sin seguro adecuado) ha estado vinculada a la ruptura de cables submarinos y gasoductos, particularmente en el Báltico. Además, se ha observado un borde más agresivo en las operaciones, incluyendo un intento de asesinato contra el director ejecutivo de Rheinmetall, Armin Papperger, que apunta a individuos clave en la industria de defensa que apoya a Kyiv.
La Respuesta Europea: Desafíos y Falta de Cohesión
Las capitales europeas han luchado por acordar una respuesta unificada y por desarrollar medidas de disuasión efectivas. La respuesta de la OTAN y la UE ha sido definir la guerra no convencional de Rusia como operaciones en la «
zona gris» (grey zone), por debajo del umbral de la guerra convencional. Sin embargo, el informe argumenta que este concepto ha perdido utilidad, ya que a menudo se convierte en un «escudo burocrático» que permite a los gobiernos evitar la acción decisiva y la responsabilidad.
Las respuestas son en gran medida reactivas y fragmentadas:
- Falta de Presupuesto: Iniciativas como la operación marítima Baltic Sentry de la OTAN se han vuelto prohibitivamente costosas de sostener, lo que ha llevado a buscar alternativas no tripuladas.
- Falta de Deterrencia por Castigo: El enfoque ha priorizado la disuasión por negación (fortalecer la resiliencia) sobre la disuasión por castigo (imponer costos suficientes).
- Retraso en la Atribución: Aunque la inteligencia occidental a menudo atribuye el sabotaje a Rusia con alta confianza, la vacilación política y legal retrasa la atribución pública, lo que socava la disuasión.
- Avances Notables: A pesar de los desafíos, algunas contramedidas han impuesto costos, como la expulsión de diplomáticos y operativos de inteligencia rusos y los esfuerzos de «pre-bunking» (divulgaciones públicas de inteligencia).
El documento concluye que la tendencia a tratar cada incidente de forma aislada, en lugar de como parte de una campaña coordinada del Kremlin, ha contribuido a la falta de una acción gubernamental coherente y estratégica. Se insta a adoptar una postura más asertiva y proactiva para salvaguardar la seguridad europea.
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